viernes, 17 de enero de 2014

Oh, Calamity!

 Deberíamos de estar todos pensando lo mismo, observando como el día reina y la noche nos consume.
 No puedes decirme que estarás besando a alguien mas y pensar que mi corazón va a estar bien, no es correcto, no es bueno, no es de nosotros.

 Cada persona que ha entrado y salido de mi corazón ha dejado una pequeña o grande marca dependiendo de que tanto haya hecho ahí dentro. Todos dejan marcas. Cuando alguien se queda en medio duele, pero si alguien sale y alguien nuevo entra, esa persona cierra esa herida, que queda de un color que no es el anterior a la cicatriz, es un color nuevo, es color fuego de piel.

 Sigo cuidando mis pasos, no confiando en nadie. Tratando de fumar lo menos que pueda de las palabras de los demás, deseando estar feliz con mi soledad, pero es una maldita droga. 

 Veo las llamas de lo que era antes y me siento bien de no arder en ellas. 

 Nos veo a los dos en el futuro, pero no quiero vivir en ese futuro, es una mierda que arruina el presente.

 En las noches no se que hacer, todo se siente incierto. En las noches no tengo a donde huir. Quiero que la noche muera junto a tu recuerdo. Quiero gritarle pero no encuentro como mientras sueño contigo.

 Todo lo que hago es navegar y contar la distancia de mi hacia ti. Sigo olvidando lo que eramos, es una pena que tengamos que jugar a ser extraños, que antes conocía todo de ti, que si alguien preguntara por tu color favorito yo podría decir rojo en mi mente pero mis labios jamas lo van a pronunciar, es una pena ser extraños. Me pregunto si te parecería familiar ahora, si podríamos encontrar un nuevo comienzo, si podrías la otra mejilla para que te golpee mi recuerdo. No puedo cambiar lo que paso ni en lo que nos hemos convertido y es una pena que hayas hecho un muro para mi. Es una pena que no pueda volver a ti. Solo regresa a mi. 




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